CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR
 
Si hay un disco representativo de lo que podríamos llamar la poesía cantada ése es sin duda por sus cualidades intrínsecas y su popularidad Dedicado a Antonio Machado de Joan Manuel Serrat. El cantautor catalán obró el milagro y llevó hasta horizontes insospechados las propuestas precursoras de Alberto Cortez o de Paco Ibáñez. La primavera del año 1969 es testigo de este disco prodigioso y arriesgado en el que Serrat logró hacer suyos los versos del poeta sevillano.
Son doce las canciones que conforman el disco, once sobre textos de Antonio Machado y una que Serrat escribe en homenaje al poeta. La mayoría de los poemas proceden del libro Campos de Castilla. Es el caso de “Cantares”, “Retrato”, “Llanto y coplas”, “La saeta”, “Del pasado efímero” “Españolito” y “A un olmo seco”. Solo tres poemas proceden de Soledades. Galerías. Otros poemas: “Guitarra del mesón”, “Las moscas” y “He andado muchos caminos”. No hay ningún poema que provenga de Nuevas Canciones (1917-1930) aunque uno de los proverbios y cantares de este libro (“Todo necio/ confunde valor y precio”) será citado por Serrat en la canción “Soneto a Mamá”.

Por poner un ejemplo, Serrat recita el cantar número treinta y nueve, una  silva arromanzada en la que queda muy patente la obsesión de Antonio Machado por el camino. De aquí nacerá el posterior estribillo de la canción (“Caminante no hay camino/ se hace camino al andar”) unido al poderoso y serratiano golpe a golpe/ verso a verso:

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más,

caminante no hay camino

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar,

caminante no hay camino,

sino estelas en la mar.

“Cantares” es fiel reflejo de la poética machadiana, de su fuerza comunicativa que Serrat comprendió a la perfección. Las modificaciones a las que somete a los poemas originales son mínimas. En ningún caso quiebra la métrica del poeta aunque sean inevitables las mudanzas estróficas transformando las silvas en coplas y quintetos.