GETSEMANÍ

Ha habido algo que nunca nadie ha podido discutir de Camilo Sesto: su voz. Basta comparar el delicado inicio de Getsemaní, de la ópera rock Jesucristo Superstar (1975), con su posterior arranque en falsetto, en el mismo tema, para comprobar su variedad de registros. Visto ahora, cabe preguntarse qué necesidad tenía Camilo Sesto de jugársela con este musical. En noviembre de 1975 ya era un ídolo indiscutible, y aun así se empeñó en poner en cartel la ópera rock de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice en un país donde la unión de música y teatro seguía asociándose con la zarzuela. Camilo fue, además, el productor del montaje, lo que significa que sufragó los gastos de su bolsillo. Y por otra parte estaba la temática: la supuestamente irreverente idea de un Jesucristo demasiado moderno provocó que grupos de ultraderechistas trataran de boicotearla. Pese a todo, y con un elenco espectacular (Ángela Carrasco como María Magdalena; Teddy Bautista en el papel de Judas), el musical, durante los cuatro meses en los que actuó Camilo, fue un rotundo éxito.